Tempestades presagiaban la llegada del silencio de la di spora nocturna, tan leal a la hora de albergar hu rfanos sin nombre. Para Sara y Dami n, era normal no llamarlos nunca por alguno. Ellos, aunque fueran extra os en sus vidas, se hab an convertido en parte de su mundo, un mundo atiborrado de callejeros sin historias que contar, como aquellos que viv an en el centro psiqui trico. La di spora solo erig a pasados ocultos de gente cualquiera, y Sara con su influencia demoniaca cre a hacerlos libres de s mismos. En el desd n de su historia se bifurcan destinos escritos en borrador, unos permutan en quimeras irreales como lo vive Michael en su trastorno de m ltiples personalidades. Paralelo a su estado, se lleva a cabo la investigaci n de la desaparici n de diferentes personajes, los cuales, a la medida que se va tratando el trastorno del paciente Michael, revelan que cada una de sus personalidades hacen parte de aquellos individuos que poco a poco han ido desapareciendo gracias al silencio de la di spora nocturna, una idea irrisoria y con fundamentos paranormales que Sara y Dami n en el nombre de la lobreguez que los gu a, llevan a cabo mientras ofrendan personas al mal. Es una historia que devela asombros insulsos a quienes tratan a los pacientes psiqui tricos, los cuales encuentran por medio de la hipnosis regresiva, una forma de conexi n con aquellos que han ido desapareciendo. A su vez el teniente que trata el caso de las desapariciones, cree tener una idea de c mo Michael termin involucrado en este misterio, que poco a poco malogra la salud del paciente, y termina jugando con la realidad y cordura de quienes se consideraban hasta ese entonces normales.Cada personalidad que manifiesta Michael, desfoga silencios que no se logran gritar, solo en la di spora surgen los miedos a la fr vola soledad que cada uno de los desaparecidos vive, pero Sara busca ense arles que darle gusto al miedo, por miedo a ser uno mismo, es de lo que los demonios m s se alimentan, y con esto ense arles, qu es lo que esconden sus sombras... EL AUTORJuan David Hern ndez Upegui A alguien alguna vez escuch decir que de todos los pa ses de habla hispana, incluida Espa a, en Colombia era en donde mejor se hablaba el castellano. No ser yo quien ponga en duda o en entredicho aquella afirmaci n, al contrario, siempre que ha llegado a mis manos un libro de autor colombiano he quedado prendado del uso que se le da a este idioma universal nuestro que nos une a tantos lectores en cualquier punto del planeta Tierra. Podr a comenzar por nombrar algunos nombres colombianos del mundo literario que hoy son patrimonio universal de las letras en el idioma de Cervantes, pero no voy a enredarme por ah , sino por la percepci n que he recibido al leer la primera novela de este joven autor colombiano, s , otro m s, con la se a de identidad de esa escuela de escritores. Natural de Medell n, Colombia, 1987, y residente en Miami, EEUU, Juan David Hern ndez Upegui se presenta en el panorama de las letras con una novela impactante, en muchos aspectos, especialmente en la cuesti n t cnica, con una riqueza ling stica sorprendente. Leer la primera novela de este joven colombiano produce una satisfacci n enorme, porque, adem s de haber conseguido crear una historia humana llena de matices, que pone de relieve el significado de la ELA, en cuanto a enfermedad degenerativa se refiere, uno se siente orgulloso de hablar esta lengua que une a tantas y ricas culturas en el mundo. No cabe duda de que el futuro de las letras colombianas recae en parte en autores noveles tan interesantes como Juan David Hern ndez Upegui.
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