"(...) ver discutir a los parientes cuando est n todos reunidos en torno a la mesa. Un placer para degustar sin prisa, con calma calculada. Se puede empezar con una simple discusi n, un tema banal: el tiempo. Despu s, con habilidad, es necesario entrar en los pliegues de la conversaci n para insinuar una posible divergencia de opini n con quien discute, aunque sea peque a: 'a prop sito de lluvia, el otro d a he visto a tu mujer debajo del paraguas...