Con calidez, comprensi n y habilidad pastoral, el P. Timothy Gallagher ofrece aqu una invitaci n llena de esperanza a todos los que luchan por superarnuestro mayor obst culo en nuestra vida espiritual: el des nimo.
Nuestro enemigo manipula activamente nuestras debilidades, llev ndonos astutamente una y otra vez a una angustiosa sensaci n de desorientaci n. Pero el P. Gallagher corre las cortinas de las artima as del diablo, ofreciendo suaves reflexiones que son notablemente eficaces para quitarte las cargas de tu vida espiritual cotidiana.
Aprender s formas pr cticas de encontrar la paz en medio de tus luchas espirituales, y encontrar paciencia incluso ante las pruebas m s duras. Lo mejor de todo es que aprender s a sacar beneficio espiritual de las aflicciones que te molestan diariamente.
Cada reflexi n de estas p ginas comienza con una cita del Venerable Bruno Lanteri, el fundador de los Oblatos de la Virgen Mar a, cuya sabidur a ha guiado la espiritualidad extraordinariamente sabia del P. Gallagher. En estas p ginas, aprender s:
Qu hacer cuando has llegado al punto de la desesperaci nC mo dejar los pecados, debilidades y decepciones de tu pasado a la misericordia de DiosC mo reconocer al enemigo, incluso cuando se presenta como si fuera bueno La Santa Presunci n: qu es, por qu debes desearla y c mo conseguirlaLos cinco beneficios que obtendr s de la Confesi n asidua C mo cada parte de la Misa corresponde a un afecto del coraz nC mo evitar la tristeza, la melancol a y la tentaci n C mo estar alegre incluso cuando no sientes la alegr a T cnicas probadas para combatir los estados negativosde nimoNo hay que sentir verg enza de la desolaci n espiritual. El P. Gallagher nos recuerda que incluso los m s grandes santos sufrieron esta aflicci n. La clave est en aprender a acercarse a Dios en los momentos m s oscuros de la vida.
Superar el des nimo espiritual es una llamada a la esperanza... una llamada al consuelo en tiempos de sufrimiento... y una llamada a mantenerse firme en tiempos de aflicci n. Lee este libro y aprender s a entrar en la paz y la alegr a sublimes que promete nuestro Se or.