UNA OBRA RELEVANTE EN EL CAMPO DE LA TEOLOG A HIST RICA
El recorrido de la Iglesia a lo largo del tiempo representa una cr nica de la relaci n de Dios con los seres humanos, y por ello, el estudio de su historia se constituye, en gran medida, como un emprendimiento teol gico. "La Teolog a Hist rica" (2 vol menes), de William Cunningham, producto de sus lecciones ofrecidas en el New College de Edimburgo entre 1847 y 1861, presenta este recorrido eclesi stico desde la perspectiva de la evoluci n de su teolog a. Esta obra registra las tensiones teol gicas entre conceptos fundamentales como la ley y la gracia, el pecado y el perd n, as como las implicaciones de la primera y segunda venida de Cristo.
Gracias a la fe incuestionable de Cunningham, su entrega devota a Dios, su claridad conceptual y su profundo respeto por la autoridad absoluta de la Biblia, se halla en una posici n privilegiada para analizar la relaci n entre la Iglesia y su teolog a a lo largo de la historia. En este segundo volumen, aborda los temas principales y desarrollos teol gicos que tuvieron lugar durante la era de la reforma y la post-reforma, esto es lo siglos XVI, XVII e inicios del siglo XVIII, analizando no solo los eventos de la reforma protestante, sino tambi n de la contra-reforma Cat lica, y el Concilio de Trento.
La obra desarrolla a profundidad la doctrina de la justificaci n, los sacramentos, la controversia sociniana, y arminiana, la doctrina de la expiaci n, el gobierno De la Iglesia, y su relaci n con el Estado.
"La Teolog a Hist rica" de Cunningham es un recurso valioso tanto para acad micos y estudiantes, como para cualquiera con inter s en un estudio riguroso de la teolog a hist rica y el pensamiento cristiano.
CARACTER STICAS CLAVE
Ofrece un an lisis profundo basado en fuentes originales y obras de referencia destacadas.Proporciona reflexiones teol gicas sobre la evoluci n de la doctrina eclesi stica.Presenta una visi n integral de la interrelaci n entre la Escritura y la teolog a."William Cunningham... no comienza con las objeciones; no las pone en primer plano. Insiste primero en que la cuesti n se plantee con claridad y precisi n, y despu s, en que las pruebas positivas de cada lado, ya sea de la raz n o de las Escrituras, sean consideradas, sopesadas y equilibradas. Entonces abre el camino para una consideraci n justa de los diferentes puntos de vista."