Jes s J. Barquet
. Lo m s hermoso de Las tres partes del criollo, suma del teatro de Arrufat, habita en la emoci n de perpetuar una idea antigua a trav s de los mecanismos r sticos, ambiguos y viscerales de la memoria.
Abel Gonz lez Melo
. Arrufat lleva al extremo el argumento, al proponer que el nico modo de emanciparse de estos relatos heredados no pasa por su abjuraci n en nombre de una subjetividad superior, sino por su reescritura. No hay quebradura del tiempo en Arrufat, no puede haberla: su textura no puede concebirse como la de una p gina en blanco, lisa y vac a, sino que est tramada de nombres, signos, m scaras que ya estaban inexorablemente all , vistiendo el escenario en donde ocurre la historia humana, resistentes a cualquier decreto de olvido o voluntad de ruptura. Laura Maccioni.