Su mirada era helada, su cara inexpresiva, el collar negro se ajustaba
alrededor de su cuello perfectamente como deb?a ser. No era
cualquier collar, ten?a dise?ado puntos estrat?gicos que estaban enterrados
en su piel, se programaban para que nunca pudieran desobedecer
o atacar a sus due?os. Baj? la mirada para ver la pulsera de
metal que se enroscaba alrededor de mi mu?eca, esa que me dejar?a
controlarlo a mi antojo porque...