No podemos alejarnos del principio de que cosecharemos lo que sembramos. Si sembramos buena semilla, anticipamos una gran cosecha. Pero si sembramos ciza?a, no cosecharemos nada diferente de lo que sembramos. Lo mismo ocurre en el plano espiritual y en el pr?ctico. Si queremos una recompensa en el cielo, debemos vivir para Cristo. Por otro lado, si mentimos, enga?amos, juramos, robamos, nos emborrachamos, consumimos drogas o satisfacemos los deseos de la carne, la realidad es que pagaremos las consecuencias tanto ahora como en la eternidad. Por mucho que la sociedad intente convencernos de lo contrario, esta ley ha demostrado ser cierta sin fallar.
Esta es la brillante verdad que nos presenta este peque?o libro - si sembramos buena semilla, recogeremos una gran cosecha. Aunque la siembra y el cuidado de la semilla sembrada no est?n exentos de trabajo, la promesa de una gran cosecha es lo que nos hace seguir adelante y lo que da alegr?a a nuestras labores. Puedes tener la seguridad de que no es en vano dedicar mucho tiempo a podar, limpiar y vigilar cuidadosamente el jard?n de tu coraz?n y el de tus seres queridos.