Como David
he visto la ma ana crecer
en su semilla de oscuridad.
La luz que nace en s misma
colosal y sangrienta.
He visto el odio dividirse
los dos reinos frondosos del coraz n. Eso que despierta el lenguaje
es una sombra amarga
eso que conoce mi sangre:
el salmo ntimo
la absoluci n apetecible
del Eterno. Estoy entre los m s odiados Se or. Nadie podr decir
que he sido...
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