Tres a os despu s de disparar y matar a un inmigrante, ese anciano conocido como Pepe Lomas, que regent una librer a en el centro de esa ciudad de provincias, se enfrent a un Jurado Popular en su misma ciudad, ante sus vecinos de siempre, que le juzgaron, defendieron, acusaron y olvidaron... o quisieron olvidar su error y/o justicia.
Entre tanto, Espa a con sus pol ticas y pol ticos, cuando la ley de amnist a y lo de Catalu a, Puigdemont, el proc s y cosas de esas. Para quienes el mejor de los viajes siempre era el pr ximo, viviendo en la mentira o pasando p gina.
Lola Solana hizo de jueza, contemporizando su c ncer y a su hijo, un pintas de mucho cuidado por cardi logo haciendo la residencia que fuera. Los del bar La Frasca le ten an bien cogido con tant simas apuestas. Y no solo a l, porque en esa ciudad de provincias, se compart an todas las naturalezas, ya que las moscas acud an a la miel.
El fiscal estrella (Miguel ngel Toledano) estaba de vuelta de la Audiencia Nacional, llegado de juzgar casos malos o buenos, que de todo se beneficiaba. Otro pintas, ste con canas repeinadas, m s peligroso que el chaval, capaz de enga ar a su propia abuela, sabedor de la irrefrenable necesidad de aparentar de algunos.
Burillo, la inspectora de polic a, fue quien sirvi vino y de todo un poco a los seleccionados como jurado, entre ellos su mujer, Ana Garc a, que no termin de superar lo que le dijo su padre: "Nosotros estamos con los buenos. Que es con quienes tenemos que estar. Somos buenos. En esta vida hay buenos y malos".
La ciudad, por momentos, se llen de medios de comunicaci n. Y paulatinamente fueron desapareciendo, ellos y el cuestionamiento a la leg tima defensa tanto como el c digo penal, embocando cada cual los tres tonos de azul del cielo. Entre tanto, m s muertes. M s negocio. M s fotos. M s fiestas. M s pol ticos. Secretos olvidados y nuevos comienzos.
De las restantes escopetas nada se supo y, si acaso, del tal Lomas, declarado culpable. No habiendo una pena de muerte para hombres distinguidos y otra pena de muerte para hombres vulgares.