Nueva York, crep sculo de 1960. La ciudad bulle bajo neones y cl xones cuando Caryl Potter, un viajero reci n llegado de Chicago, sube a un taxi conducido por Isie Malpole, un ch fer parlanch n con a os de experiencia. Potter, envuelto en un traje de negocios urgentes, se dirige a la mansi n de Robin Maxwell, un acaudalado empresario en Cooper Park. Durante el trayecto, Malpole comenta la aparente tristeza de la esposa de Potter, dejada en el Marylebone Hotel, y la peculiaridad de su destino: una lujosa residencia donde "viven peces gordos".
Al llegar, la puerta de la mansi n est abierta, pero nadie responde. Un disparo retumba en el silencio. Potter y Malpole descubren una pistola en la terraza y, al inspeccionar, hallan el cuerpo de Maxwell en la biblioteca, un balazo en la frente y una caja fuerte abierta. Una sombra femenina huye hacia el bosque, dejando huellas de tacones. Brian Lazitowsky, abogado de Maxwell, llega y toma control hasta que la polic a, liderada por el teniente Horace Markham y su astuto pupilo Phillip Kawera, interviene.
La investigaci n revela un turbio negocio: Potter confiesa haber viajado a la frontera mexicana para comprar diamantes ilegales, encargados por Maxwell. Lazitowsky, aunque colaborador, esconde detalles clave. Mientras, las huellas de la mujer desconocida y la pistola abandonada tejen una red de sospechas: Fue un robo fallido? Una venganza por el contrabando? O acaso la esposa de Potter, mencionada fugazmente, tiene algo que ver?
Markham, meticuloso y c nico, y Kawera, vido por ascender, interrogan a los testigos, destapando mentiras y motivos ocultos. La servidumbre ausente, el llavero de oro junto al cad ver y el whisky derramado pintan un crimen premeditado. En un giro final, la mujer misteriosa -cuyas huellas apuntan a complicidad- podr a ser clave para desentra ar si el asesinato fue por codicia, traici n o algo m s personal.
Ambientada en el Nueva York noir de luces y sombras, *El taxista y el diamante sangriento* mezcla suspense cl sico, di logos cortantes y personajes ambiguos, donde nadie es inocente y cada pista acerca a una verdad m s oscura que los diamantes que todos codician.