Soy un enfermo. Soy un malvado. Soy un hombre desagradable. Creo que padezco del h gado. Pero no s absolutamente nada de mi enfermedad. Ni siquiera puedo decir con certeza d nde me duele. Ni me cuido ni me he cuidado nunca, pese a la consideraci n que me inspiran la medicina y los m dicos. Adem s, soy extremadamente supersticioso... lo suficiente para sentir respeto por la medicina. (Soy un hombre instruido. Podr a, pues, no ser supersticioso. Pero...