Los desencadenantes m s comunes del homicidio son el miedo, la rabia, la venganza, el dinero, la lujuria y, en menor medida, la mera locura. Claro est que no se trata de una ciencia exacta y que los asesinatos pueden surgir de m ltiples desencadenantes. El sexo y la venganza parecen ir de la mano en el crimen. La rabia, el dinero y la venganza tambi n son una tr ada explosiva de desencadenantes.
Este libro presenta mis recuerdos sobre los casos de homicidio que investigu o supervis . En cada caso, examino el desencadenante que condujo a la muerte. Seleccion este tema para el libro porque, si bien el porqu de un asesinato puede que no resulte decisivo en una investigaci n, a veces puede conducirnos hasta el asesino.
E incluso si resolvemos un caso sin conocer el desencadenante, ese porqu sigue intrig ndonos, nos quita el sue o y se instala en nuestra mente. Tal vez sea porque todos tememos a los demonios que habitan en nuestra propia psique: esos desencadenantes que est n a la espera de activarse.