Es decir, ya lo amaba, respetaba y admiraba.
Jes s y sus ap stoles no estaban tan lejos y Jud simplemente los sigui de lejos para no perderlos de vista.
Jes s entr en una de las casas para hacer la comida junto con sus ap stoles y la multitud esperaba afuera. Jud , esper pacientemente el momento de poder seguir a ese hombre con toda la franqueza que sent a en su coraz n.