Fernando de Alva Cort s Ixtlilx chitl termin esta Historia de la naci n chichimeca hacia 1640. El t tulo se debe a Carlos de Sig enza y G ngora, quien fue propietario del Manuscrito.
Lorenzo Boturini, otro propietario del original, lo llam Historia general de la Nueva Espa a. Hay evidencia de que la Historia de la naci n chichimeca form parte de un texto m s amplio que se ha perdido, o acaso no fue terminado.
En 1891 Alfredo Chavero public y coment los libros de Ixtlilx chitl con el t tulo de Obras hist ricas.
El relato se inicia con la creaci n del mundo, seg n la tradici n ind gena, y llega hasta la conquista castellana. Por desgracia, las versiones que se han conservado est n incompletas. El relato de la conquista en esta obra termina repentinamente en el cap tulo que narra las ltimas batallas para la toma de Tenochtitlan.
La obra, fiel reflejo del mestizaje cultural y racial del virreinato, est construida y pensada conforme a los moldes de la historiograf a europea, pero los datos que expone se basan en las antiguas pinturas o c dices pictogr ficos. Este interesante compendio responde a unos motivos muy concretos: un nuevo nacionalismo y la construcci n de la identidad de M xico, entre los novohispanos del siglo XVI.
No debe extra ar, pues, que no se encuentren en esta cr nica indiana vencedores ni vencidos. Para Ixtlilxochitl,
el chichimeca Xolotl, un salvaje similar al b rbaro europeo,
Nezahualcoyotl, el refinado pr ncipe mexicano,
o Juan P rez de Peraleda, padre del autor, eran mexicanos antes que espa oles o indios nahua.
El proyecto historiogr fico de Fernando de Alva Ixtlilx chitl tuvo como misi n construir una imagen extraordinaria y precristiana del pueblo texcocano. Por ello inici su trayecto con los chichimecas y finaliz con la fraternidad hacia el conquistador.
Fernando de Alva Ixtlilx chitl (1578-1650) pertenece a un grupo de escritores de sangre ind gena. Entre ellos est n
Fernando de Alvarado Tezoz moc,
Domingo de San Ant n Mu n Chimalpahin,
Diego Mu oz y Camargo
y Juan Bautista Pomar.
En sus obras, estos autores trataron de construir la historia de sus respectivas regiones. Quer an situarlas en un lugar preponderante, exaltando las virtudes de sus pueblos, con el objetivo de alcanzar beneficios dentro de sus contextos coloniales.