En Jazz, Matisse compone con tijeras lo que ya no pod a pintar con pinceles. De esa limitaci n nace una nueva libertad: un torbellino de formas y colores, una danza a la vez alegre y profunda. P gina tras p gina, recorta, marca el ritmo, inventa un lenguaje visual de una intensidad deslumbrante, entre la abstracci n y la figuraci n.
Pensado como un libro de artista, Jazz combina los famosos recortes con textos manuscritos en los que Matisse expresa sus reflexiones sobre el arte, el color, la m sica y la vida. El silencio de las im genes dialoga con las palabras como si fueran respiraciones, impulsos, pausas.
Obra testamentaria, Jazz es tambi n una celebraci n de la vitalidad, el movimiento y la luz: una obra maestra atemporal que sigue deslumbrando por su fuerza expresiva y su luminosidad.