Andr Luiz Ruiz, incansable trabajador de la Doctrina Esp rita, en todos sus aspectos, es el mismo retrato vivo del que este importante romance nos ofrece: fortaleza, abnegaci n, confianza en el Padre y la amplia visi n que sobrepasa los l mites de nuestro peque o horizonte.Y es en esa amplitud, que abraza todo el Universo, que esta historia fue tra da por el Esp ritu Lucius a sus manos medi mnicas, donde los personajes desfilan con gran autenticidad narrativa, ense ndonos, de forma que nos envuelve emocionalmente, que el amor, el perd n y la voluntad de rehacer los pasos mal dados, son los sagrados ingredientes para nuestra evoluci n espiritual y que castigo es palabra y expresi n que no existe en el gran libro universal, eternamente escrito por nuestro Creador, misericordioso sembrador de nuevas oportunidades.Mauricio y Lucinda, en el momento en que podr an vivir la tan esperada libertad, no dudaran en renunciar a todo, en favor de aquellos que les tocaran el coraz n. Lucinda era pura gratitud y comprensi n. Dos corazones al servicio de Jes . Tales caminos los llevaran a llegar a algo a n m s grande, como si un sediente encontrase agua en el desierto.Por lo tanto, amigo lector, tenemos absoluta certeza de que al voltear la ltima p gina de esta obra, algo muy fuerte se habr instalado en su coraz n, confirmando a n m s que con mucho cari o, paciencia, tolerancia y perd n, flores habr n de surgir, embelleciendo las piedras de nuestro camino, venidas de las simientes de luz y de amor que Dios plant en el coraz n de todos nosotros, hijos que somos de Su amor.