Natacha se encuentra con Sim?n en la casa de la playa, la querida casa que les dej? la abuela. Coinciden ese anochecer en el mismo lugar donde pasaron sus mejores vacaciones, pero esta vez se encuentran durante un viernes desesperado, un viernes distinto. Cada uno ha huido de la ciudad en busca de refugio, en busca de la tranquilidad que le ayude a recuperar el equilibrio. En el transcurrir de la noche vuelven al pasado, recuerdan los a?os dif?ciles del fin de la dictadura y el comienzo esperanzador de la democracia en Venezuela, los maravillosos d?as en Par?s del 68 y la pasant?a en San Francisco, cuando llevaban flores en la cabeza; tambi?n van narrando el presente, la Gran Venezuela del petr?leo y el comienzo de la debacle. A la vez, rodeados por los inevitables recuerdos, comprenden que entre ellos hay una cuenta que saldar que nunca se atrevieron a mencionar.
Flores en mi cabeza, sin quitarle densidad y profundidad al acontecer hist?rico de la segunda mitad del siglo XX en Venezuela, nos narra con una precisi?n quir?rgica todos los acontecimientos que marcaron esa deliciosa y dif?cil ?poca en Venezuela.Tan vasto per?odo, novedoso, complejo, de mucho avance y muchas veces contradictorios, se va creando con una visi?n imparcial de los hechos y circunstancias. Se narran muchos sucesos y problemas en lo econ?mico, lo religioso y pol?tico pues la novela es casi un men? de la vida de una generaci?n. A trav?s de la historia de una familia de clase media acomodada se van contando los hechos. Lo rom?ntico de la novela aparece inesperadamente y de forma terrible y ca?tica, tanto que se puede envolver en una frase divertida: "una inversi?n sentimental", pero con miras a una soluci?n favorable.