El Ni o perdido no es otro que el Ni o Jes s, "perdido" en Jerusal n y "hallado" en el Templo.
El relato empieza con la marcha de la caravana de regreso a Nazaret tras la fiesta de la Pascua jud a, e inmediatamente aparecer el desarrollo imaginativo: el Ni o tiene un encuentro con un muchacho pastor, cuya familia est al servicio de un sacerdote. Jes s, que anhela el retorno a Jerusal n, buscar a ese rabino. Al final del primer d a, el asombro que Jes s despertar en el fariseo encauza la introducci n del muchacho ante los doctores del Templo. Paralelamente ir aflorando en Jes s una imprecisa inquietud inici tica, muy ntima, de naturaleza trascendente.
El segundo d a por la tarde tiene lugar el primer di logo de Jes s con sacerdotes y escribas. La admiraci n de estos les lleva a decidir una nueva reuni n. Mar a y Jos han regresado a Jerusal n en busca de su hijo. Al no obtener resultados, planean una t ctica de b squeda para el d a siguiente.
El tercer d a nos presenta un templo con mayor n mero de doctores, y ciertos bandos internos. No es ya un ambiente amistoso, y las preguntas al Ni o llegan a ser manipuladoras. El personaje de Jes s se vincula con la "estupefacci n" que describe Lucas y al mismo tiempo se conforma con el proceso de maduraci n del adolescente Jes s que se ha ido perfilando, pues el fin ltimo de la narraci n es la fluencia natural de todos los personajes en actitudes y en lenguaje, y muy particularmente la de Jes s (el gran reto).
Las pesquisas de Mar a y Jos terminan conduci ndoles al Templo, y por fin se produce el encuentro, y el regreso a Nazaret.