El merodeador describe una visi?n: la de un narrador enfrentado en soledad a sus propios fantasmas.
Durante casi una d?cada, huyendo del espl?n de la ciudad, viv? en viejas casas de pueblo aisladas y me dediqu?, entre otras cosas, a escribir una ficci?n relacionada con mis percepciones y experiencias de ese cambio de entorno y lapso de vida, cuando menos, alienante y confuso. Lo que en principio iba a ser un retiro creativo y una expansi?n sensorial, se convirti? paulatinamente en una especie de laberinto de tinieblas y c?rcel de sombras que, finalmente, me forz? a regresar de nuevo a la ciudad...
Novela fragmentada y en construcci?n, diario existencial, mon?logo interior, libro de ensue?os... El merodeador narra el desasosiego bernhardiano de aquellos d?as y la sensaci?n de vaciamiento y deriva, de extra?amiento, que a partir de entonces se hizo habitual en m?.