El ni o que estaba encaramado en la cerca, en infantil y espont neo movimiento de cordial saludo, agit la mano al jinete ligeramente encorvado que se acercaba por el camino, en direcci n a Little Point.
- Hola, amigo -salud el ni o, que aparentaba unos diez a os.
Vest a pantal n largo, con peto sujeto a los hombros y calzaba botas de tac n alto. Era rubio, pecoso y ten a los ojos claros.
Detr s de la cerca, entre los rboles, hab a una casa de madera. Una vaca pastaba mansamente.
El jinete mir de soslayo al muchacho. No era hombre capaz de emocionarse. El saludo del ni o le sorprendi , pero sostuvo su expresi n sombr a. No sonri siquiera. Ten a una cicatriz en la mejilla derecha, l vida, aunque era un hombre joven y no mal parecido. Sin la huella del acero en su rostro, habr a parecido guapo.