Golpean la puerta mientras termino de meter en mi bolso todas mis
cosas. Eneas no deja de mirar hacia el piso, sentado en la cama.
Abro la puerta frente a una Luciana con un rostro inundado de
susto y digo:
-No hay nada de qu? temer, por favor Luciana... solo coraje nos
hace falta.