"Desde sus ojos se podía ver cuán dañada estaba. Desde sus ojos se podía ver que su mente la estaba matando."
La vida de Sasha siempre será un sinfín de reclamos vacíos al viento, la mirada al cielo y las lágrimas al suelo. Su vida cambia de manera drástica cuando lo que
creía controlar, en realidad la estaba controlando a ella. Cae, parece que incluso está enamorada del abismo, sin embargo, con la pocas esperanzas-a veces ya sin ellas-corre entre los pasillos, buscando ayuda. Buscándose a sí misma. Le tratan de dar la mano, pero el destino la hace sollozar, suspirar, ahogarse y seguir. Solo mirando al frente, quejarse, bufar, vociferar y gritándole al tiempo mientras trata de huir de su cárcel. Tratando de huir de su propia mente.
Este libro toca el hueco inconsciente de las personas que no saben las sensaciones de una mente caótica. Y toma de forma consoladora a aquellas que las conservan; pero desconociendo lo bizarra pero fascinante que es su mente.