Sucedi en Alcal de Guadaira, a pocos kil metros de Sevilla. El sol se desperezaba a n, salpicando de destellos las aguas del r o, cuando alguien o algo inexplicable e impreciso, tambi n despert de un sue o muy profundo, despu s de siglos perdido en las p ginas de las leyendas de esta vieja ciudad.
Sus aguas y sus tierras conservan la memoria de un espacio natural lleno de historias de vida y tambi n de monstruos, como la hidra o el temible megalod n, cuyos restos se exhiben en su museo, junto a las huellas de las culturas de Grecia o de Roma, el esplendor de Al-Andalus o los favores de cortesanos de Castilla.
La ciudad lleva escritos en su nombre la fortaleza de su castillo y las aguas bravas de su rio sobre el que descansa la figura del Guardi n, un drag n de piel de espejos de cer mica vidriada que un d a debieron de ser las escamas de un terrible y m tico animal.
Hoy, esta ma ana, al amanecer de un d a, un mes y un a o que olvid anotar en mi agenda, dicen que ha despertado.
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