A oranzas de mi tierra es m s que un libro de poemas, es una valija de memorias que su autor Dr. Hilario Trevi o ha acumulado con los a os. Poes a recogida de aqu y all , de todos los caminos que ha recorrido. Son im genes vivas, cotidianas, respiran, transmutan, engendran poes a. Hilario Trevi o es un caballero de la vieja usanza, inclinado a la sonoridad de las rimas con las que hace la faena de la vida diaria y con las que enamora una y otra vez a la musa. Dada la musicalidad de sus versos, no es de sorprender que el poeta se desdoble en m sico. Hilario Trevi o es compositor y arreglista de una decena de discos en los cuales, voces privilegiadas como Daniel Monserrat y el grupo Janitzio han cantado sus letras. En este volumen el lector encontrar que la poes a es tambi n canto y viceversa. El libro abre con el poema Yo pecado, un acto de contrici n y agradecimiento con el que el poeta se reconoce vulnerable y humano, cualidades imperativas para la gestaci n de la poes a. El segundo bloque de poemas y del cual el libro obtiene su nombre, A oranzas de mi tierra, son los versos a la patria del exiliado, la tierra donde dej el ombligo. Aqu el poeta se duele y se reconforta en el pasado, en las memorias de padres y abuelos, en los caminos que anduvo de ni o, en las primeras palabras que anid su coraz n y le canta a Chipinque, a Monterrey, a M xico, a sus h roes y leyendas, a la tradici n de la charrer a, a los gallos y caballos tordillos y alazanes. Despu s de los versos a la tierra, Hilario nos entrega, lazos entra ables, los poemas a la sangre. A los padres, a los hijos y nietos. Se reconoce en los ojos de los suyos y no escatima en la importancia que la familia tiene en su vida. En este ejercicio de reconocimiento de lazos incluye a sus amigos y colegas. La cuarta secci n del poemario est dedicada al amor y al romanticismo, y se ha titulado, Cantos al amor y a la mujer. Al poeta no le interesa minimizar el culto al amor, por el contrario lo eleva al estado de religi n, y se desborda en cantos a la mujer y cada parte de su anatom a. Hilario Trevi o sucumbe como marinero al canto de sirenas ante la belleza de la mujer, la suya propia y el g nero como tal. No en balde la mayor a de estos poemas han sido grabados como canciones a trav s de los a os y forman parte del cat logo discogr fico del autor. La ltima parte del libro, el autor lo ofrenda al humorismo folkl rico, tan caracter stico de la tradici n oral mexicana. Poemas como La tachuela, El domador, Los zapatos viejos nos dejan la sonrisa en los labios, y francamente no hay mejor manera de terminar un libro que sonriendo. Alfredo valos Escritor Mexicano
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