El mundo est lleno de palabras. Son muchos los que hablan al mismo tiempo, en voz alta o baja, en salones, en las calles, en la televisi n, en la radio, en el papel, en los libros. El ruido de las palabras conserva para nosotros lo que llamamos mundo. Si nos volvemos adictos a lo exterior, nuestra interioridad vendr a acosarnos. Nos dominar la sed y ninguna imagen, persona o acto podr saciarla. La concepci n celta de la amistad encuentra su inspiraci...