Luxur me mira fijamente a los ojos, y puedo sentir su presencia opresiva en mi sala de estar.
-Pi nselo bien, Sr. Carballo. No todos los d as tiene la oportunidad de cambiar su destino. Si decide aceptar mi oferta, solo tendr que hacer una cosa: seguir mis instrucciones sin cuestionarlas. Qu dice usted? Mi coraz n late con fuerza en mi pecho mientras pienso en su oferta. No s si deba confiar en l, pero tampoco puedo permitirme perder...