Los hundimientos del subterr neo continuaban con mayor violencia. La b veda de la galer a se desprend a ac y all en pedazos enormes, que se deshac an al caer y cerraban todas las salidas. El suelo rug a y temblaba sin interrupci n. Hubi rase cre do presenciar uno de esos espantosos terremotos de las tierras volc nicas del Nuevo Mundo, que destruyen ciudades enteras. Vanda hab a ca do de rodillas, y elevaba sus plegarias al cielo. Paulina, estrechamente...