Miremos a un ni?o, si est? sano y nada le duele ni le molesta y no tiene hambre, estar? jugando o tranquilo, observando, feliz y sabio. A cada instante algo llamar? su atenci?n, se asombrar?, se le despertar? la curiosidad y actuar?. Los animales humanos juegan y la cultura naci? del juego. Vista la fuente de la felicidad del ni?o, podemos concluir que los adultos confundimos la felicidad con la alegr?a, y con la ausencia de lo feo de la vida.
Felicidad...