Las novelas de ficci n, por fant sticas que puedan ser, tienen para la mayor a de nosotros un inter s moderado pero constante, ya que nacieron de un sentimiento generalizado -de insatisfacci n- ante el orden existente, a lo que se agrega una vaga fe o una esperanza de algo mejor por venir. El cuadro que tenemos delante es falso; sab amos que ser a falso antes de contemplarlo, puesto que no podemos imaginar lo desconocido m s all de lo que pudi semos...