Vivimos en una ?poca donde nuestras opiniones y nuestra vida personal y familiar han dejado de ser privadas. Cualquier opini?n puede ser malinterpretada y en un mundo de casi siete mil millones de personas, siempre habr? alguien a quien no le gustar? lo que hemos dicho. Parece entonces que lo prudente es callarse, porque lo cierto es que se nos juzga por nuestro ?ltimo tuit o nuestro ?ltimo comentario, donde el contexto y las circunstancias no son...